Abril 30, 2025

El Bienestar

Por Alexis Estrada

En la década de 1980, México enfrentó una crisis sanitaria sin precedentes cuando la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) distribuyó leche en polvo contaminada con radiación, proveniente de Irlanda tras el desastre de Chernóbil. A pesar de las advertencias internacionales, se importaron más de 2,000 toneladas de leche con niveles de Cesio 137 que superaban los límites permitidos, afectando a miles de familias mexicanas.

Bajo la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum, se lanza el programa “Leche para el Bienestar”, que incluye la construcción de una planta pasteurizadora en Campeche con una inversión de 140 millones de pesos y una capacidad de producción de 100,000 litros diarios.  Este proyecto forma parte de una serie de iniciativas que buscan fortalecer la autosuficiencia alimentaria y apoyar a los pequeños productores del país.

La comparación entre ambos sucesos resalta un cambio significativo en la política alimentaria de México. Mientras que en los años 80 se priorizó la importación de productos sin considerar los riesgos para la salud pública, la actual administración apuesta por la producción nacional y el apoyo a los productores locales.

Además de la leche, el gobierno ha implementado programas como “Miel del Bienestar”, que busca adquirir miel a precios justos a productores de Yucatán y distribuirla a nivel nacional a través de las Tiendas del Bienestar.  Este tipo de ideas no solo promueven la economía local, sino que también buscan garantizar la calidad y seguridad de los alimentos que llegan a las mesas de las familias mexicanas.

Sin embargo, estos programas también enfrentan desafíos económicos. La inversión en infraestructura y subsidios requiere una gestión eficiente para evitar problemas como los que llevaron a la desaparición de Conasupo en 1999.  En este sentido, es esencial que se implementen mecanismos de transparencia y rendición de cuentas para asegurar el éxito y sostenibilidad de estos proyectos, ya que tenemos como antecedente el desfalco de SEGALMEX.

Por otro lado, México ha recorrido un largo camino desde la distribución de leche contaminada en los años 80 hasta la implementación de programas que buscan garantizar la seguridad alimentaria y apoyar a los productores nacionales. Este cambio refleja una evolución en las prioridades del gobierno y una mayor conciencia sobre la importancia de una política alimentaria responsable y sostenible.