Mayo 15, 2017

La seguridad en México

por José Luis Camacho Vargas

La seguridad pública es el principal motivo de preocupación para los mexicanos. Los asaltos a mano armada, a casa-habitación y privaciones ilegales de la libertad e incluso de la vida tienen amagada a la población, la cual ha tenido que modificar hábitos y restringido salidas en aras de no formar parte de las estadísticas que demuestran que un cuarto de la población ha sido víctima de algún ilícito.

Se trata de hechos antijurídicos que en estricto sentido debieran ser atendidos y atacados por los cuerpos de seguridad pública estatales y municipales, siendo los responsables inmediatos de procurar justicia y frenar la acción delincuencial. Sin embargo, ante la omisión o complicidad de algunos de ellos, la Federación a través de la Policía Federal e incluso de las Fuerzas Armadas, ha tenido que acudir al rescate de comunidades enteras que se encontraban secuestradas por bandas delincuenciales.

El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ha sido claro al señalar que de mil 850 corporaciones de seguridad que existen en el ámbito municipal, sólo 50 están capacitadas para cumplir con su deber, es decir, sólo 2.70%.

De esa magnitud es el problema de seguridad en México y la razón de la crisis que enfrentamos, en la cual, a diferencia de lo que opinadores señalan, el principal responsable no es el Presidente Enrique Peña Nieto, sino los órdenes de gobierno que han renunciado a cumplir plenamente con sus tareas de seguridad y obligado a la Federación a suplirla. Sin embargo, el número de elementos con que cuenta la PF y las Fuerzas Armadas no alcanzan, además de que no es su tarea.

Por interés político o desconocimiento, se ha repetido una mentira mil veces buscando hacerla verdad: la seguridad pública es competencia del Poder Ejecutivo Federal. Pero no es así, la República Federal cuenta con otros dos órdenes de gobierno que deben responder a los llamados de auxilio de su población y sólo en excepciones podrán acudir cuerpos del orden federal, pero pareciera que la regla es la contraria: ante todo llamado acude la Federación y sólo en excepciones los cuerpos estatales y municipales.

A este galimatías se ha sumado esta semana una verdadera perla de la mentira y confusión: México es el segundo país más violento del mundo, sólo detrás de Siria. Aseveración que a pesar de haber sido desmentida y rechazada por diversas instancias gubernamentales, ha sido retomada por esos opinadores que también culpan al presidente Peña Nieto de todo mal, dando credibilidad por sólo tener un membrete extranjero.

Sin lugar a dudas, el tema de la seguridad en México debe ser tomado con toda seriedad y responsabilidad no sólo por las autoridades, sino también por quienes tenemos la oportunidad de escribir o hacer comentarios en los diversos medios de comunicación, en aras de orientar e informar y no todo lo contrario.

México no es el segundo país más violento del mundo, pero lo seremos si seguimos confiando en las opiniones de verdaderos desinformantes y no apoyamos a instituciones que como el Ejército y la Marina han puesto todo de su parte para devolver la seguridad a miles de comunidades que han quedado en la indefensión ante la omisión de sus autoridades municipales y estatales.